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No le impongas tu propio mundo,

dejalo construir el suyo

    “Se escuchan ruidos en una plaza: un niño y una niña se han caído de las hamacas. Por suerte, ninguno de ellos se hizo mucho daño. El padre de la niña, corrió rápidamente a levantarla, la consuela y saca un par de pañuelos para limpiarle la cara, y especialmente las lágrimas. Por otro lado, el padre del niño, lo abraza, y le dice: ¡no llores, que eso es de niñas! Tú en cambio, debes ser fuerte, ¡como todo chico!

    María está en un equipo de fútbol, juega muy bien y mete muchos goles, Sus amigos dicen que actúa como chico, que mejor vaya a limpiar la cocina. A David le encanta jugar con las muñecas de su hermana: a su padre no le gusta demasiado, y David se ha dado cuenta de que cada vez que lo hace, su padre le propone jugar con autos para que deje de jugar a las muñecas. Ambos, María y David, se sienten incomodados por sus padres, al no poder mostrarse como realmente son… “

(“Los chicos y las chicas” – Brigitte Labbé – Michel Puech)

    Desde hace muchos años atrás, vivimos inmersos en un mundo donde las desigualdades de género siguen contemplándose día a día. Se han dado pasos hacia la plena equidad, pero el camino por recorrer aún es largo y difícil.

   Todos los niños y niñas merecen la oportunidad de ser felices, de desenvolverse en el mundo de la forma que ellos quieran, y poder desarrollar todo su potencial. Tienen derecho a manifestar sus opiniones, y que sean tomadas en cuenta por su familia. Además, tienen derecho a que estas pequeñas decisiones, como la forma de vestir, de jugar y de hablar, sean respetadas.

     Si bien tenemos características biológicas diferentes, por nuestro sexo, esto no implica que tengamos distintas oportunidades y derechos, y que se espere que cada género se comporte de la forma que la sociedad lo desea.  Las generalizaciones conducen a errores, independientemente si la persona de la que se habla es hombre o mujer. Cada persona es única e irrepetible,  y tiene capacidades propias, virtudes y defectos. Entonces, ¿por qué tendría que haber un trato diferente entre hombres y mujeres?

    Hemos sido educados en una sociedad, que busca asignar un rol para cada sexo, y por ende, tanto hombres como mujeres, tenemos ya insertados en nuestro vocabulario, expresiones que si nos ponemos a analizar, resultan mucho más discriminatorias de lo que pensamos. Por ello, es bueno mirarnos con ojo crítico, y de alguna manera, reeducarnos.

   No es cierto que, solo por el hecho de ser una niña, debo jugar con Barbies, muñecas, y aprender a cocinar y limpiar desde pequeña. Tampoco de que debo de vestir con finos vestidos rosas y violetas, porque, ¿realmente un color puede definir quién soy y cómo me comportó? No lo creo.

   Por otro lado, es importante recordar la discriminación, que se produce en el género masculino: la idea de que los niños deben de ser más duros, mientras que las niñas son sensibles. La mayor parte de la sociedad ridiculiza a un niño por llorar, o por ser “más sensible”, y esos son prejuicios que debemos esforzarnos por desmontar.

   Estas son algunas de las razones, por las cuales es difícil mostrar a los más pequeños el problema de la desigualdad. Hay que tratar de enseñarles valores, que demuestren que todas las personas tienen los mismos derechos.

   Para erradicar está problemática, es necesario comenzar a educar a los niños, demostrando el respeto hacia los demás.

   En la familia, es el primer lugar donde se manifiestan los roles, que la sociedad ha establecido para hombres y mujeres. Varios estudios nos enseñan los diferentes comportamientos y actitudes, que se les enseña a los hijos según su sexo. Por ejemplo, se ha notado, que las niñas se comunican de una manera más insegura, y que se manifiestan con rasgos característicos del miedo, la obediencia, la sensibilidad y la dependencia. En cambio, en los niños, se observan mayores actitudes de agresividad, competitividad y de independencia. 

   “Los adultos que rodean a los niños son una fuente de información constante, que es aceptada por ellos sin filtro ni cuestionamiento. De manera silenciosa, los niños y niñas integran todo lo que les llega y lo imitan”, explica Sergio Díez, coordinador de la Escuela de Filósofos de los Colegios Brains. “Desde la infancia reciben constantemente mensajes sexistas, en todos los ámbitos de su vida, y por ello, luego lo repiten inconscientemente.”

   Incluso, las canciones que se nos enseñan desde pequeños, no tienen letras tan inocentes como se pensaba. Miles de veces he cantado canciones así, sin darme cuenta, con el simple argumento de: “Son de niños, ¿que daño pueden ocasionar?” Pero realmente, si uno se pone a analizarlas, constituyen otra causa por la cual, también nos es difícil lograr una sociedad, donde convivamos en la verdadera equidad, y no solo en un juego de palabras.

    Pongamos como ejemplo, una de las canciones más tradicionales y reconocidas por los niños, el clásico “Arroz con Leche”, que seguro hemos cantado todos desde muy pequeños. Y me incluyo, porque hasta hace poco tiempo, era una de las canciones infantiles, que me gustaba que escucharan mis primos.

     A continuación, dejo su letra, para que puedan analizar y repensar sobre lo que se esta hablando:

Arroz con leche,

me quiero casar

con una señorita de la capital

que sepa coser, que sepa bordar

que sepa abrir la puerta para ir a pasear.

Con ésta sí. con ésta no, con esta señorita me caso yo.

Cásate conmigo que yo te daré zapatos y medias color café. (Canción infantil de origen francés.)

 

    En ella se pueden observar expresiones de micromachismo, que pueden pasar desapercibidas para mucho, pero sin embargo, sigue representando una práctica desigual por parte del hombre a la mujer. Es cierto que coser y bordar, pueden ser actividades muy creativas, y beneficiosas para nuestra salud, al estimular nuevas conexiones neuronales. Pero de ahí a considerarse una obligación, hay una gran diferencia, y mucho más, cuando se buscan estas cualidades para “elegir a alguien”.

   Por otro lado, también se puede analizar de este breve fragmento, otra actitud que me hace mucho ruido. La canción finaliza con que, finalmente el joven elige con quién casarse, y le dice que al contraer matrimonio con él, podrá darle zapatos y otras cosas más. Esto le da aún más importancia , a la idea que se tiene acerca de que los hombres, son seres “que vienen a mejorarle la vida a las mujeres”. Las mujeres entonces, ¿no somos capaces de mejorar nuestra calidad de vida nosotras mismas?¿Necesitamos de un hombre que nos “ayude”?

    Sigamos entonces con otra canción menos popular que la anterior, pero con una gran repercusión en el mundo, y dónde se pueden notar aún más, estás expresiones:

 

Lunes antes de almorzar. Una niña fue a jugar. Pero no pudo jugar porque tenía que lavar(...) Martes antes de almorzar. Una niña fue a jugar. Pero no pudo jugar porque tenía que planchar(...) Miércoles antes de almorzar.Una niña fue a jugar. Pero no pudo jugar porque tenía que coser(...) Jueves antes de almorzar. Una niña fue a jugar. Pero no pudo jugar porque tenía que barrer(...) Viernes antes de almorzar. Una niña fue a jugar. Pero no pudo jugar porque tenía que cocinar(...)  Sábado antes de almorzar. Una niña fue a jugar. Pero no pudo jugar porque tenía que bordar(...) Domingo antes de almorzar. Una niña fue a jugar. Pero no pudo jugar porque tenía que tejer. (Autor anónimo)

 

     Esta obra hace referencia al rol de la mujer asignado por la sociedad. Se observa que no hay libertad, ni siquiera tiempo libre, para que pueda realizar lo que desee, y lograr sus grandes aspiraciones de la vida. En donde, no puede realizar ninguna otra actividad, que no sean las tareas domésticas. Y eso, es lo que la sociedad aspira que seamos, simples amas de casa, que no tengan otro deseo que satisfacer a su marido y mantenerlo contento.

      Por ello, todas estas actitudes, incitan a que los niños piensen que, los prejuicios acerca de que hombres y mujeres son completamente diferentes, sean ciertos. Estas mismas expresiones van a seguir manteniéndose de generación a generación, generando que la lucha por la equidad sea más difícil de lograr. Favorecen el machismo, ya que esta dinámica que opone un género con otro, es la que representa lo masculino como superior a lo femenino, y contribuye a fomentar manifestaciones de violencia hacia el “género débil”.

       En consecuencia, sus posibilidades, comportamientos, y formas de expresión son limitadas, al encasillarlos en determinadas funciones sociales y culturales, además de generar una inseguridad individual, al no poder desarrollar por completo su personalidad.

   Vale aclarar, que una pequeña parte de la industria destinada a la infancia, es cada vez más consciente, de que una de las maneras de promover la igualdad, y erradicar todos los conflictos que impidan esta, es por medio de cuentos infantiles. Por ejemplo, unas de las últimas princesas Disney, no contienen roles machistas, como Mérida, de “Valiente”, o  la reina de “Frozen”, Elsa. En ellas, se potencia la valentía, la libertad y la búsqueda de lo inesperado, sobre  la sensibilidad y el deseo de encontrar, al conocido “príncipe azul”. Estas películas, tuvieron comentarios positivos, pero también críticas defenestrando a la gran empresa Disney, por permitir “enseñarle a las niñas otro rol del que esta establecido”. Incluso, una importante parte de estas críticas, provienen de madres, algo que llamó mucho la atención de la empresa audiovisual. Esto significa, que una importante empresa reconocida internacionalmente, se preocupa por romper los prejuicios y estereotipos, que nos invaden desde que llegamos a este mundo. No obstante, un sector de la sociedad lamentablemente, sigue opinando en contra de ello.

    

       Por ende, se deben de seguir tomando iniciativas para eliminar los estereotipos de géneros, y promover la igualdad, en un entorno apto para su desarrollo, por medio de campañas, programas de capacitación y a través de las redes sociales.

     Dejemos que vayan creando sus propias opiniones, basándose en el respeto, y en lo diferente. La libertad y el respeto, son las partes más importantes del desarrollo de un niño. El estereotipo, es totalmente intruso.

      Permitamos que pueda elegir, experimentar, equivocarse y volver a intentarlo. Ayudemoslo guiandolo por el camino que desee, pero sin dañar e imponernos sobre sus decisiones.

       La lucha es de todos. Hombres y mujeres, niños y niñas. La igualdad de género es decirle sí a un derecho fundamental.

Virginia Gómez

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